“Merlo es tierra de nadie”, dice una de las vecinas que decidió alzar la voz y demostrar su bronca por lo que sucede en la zona. Ella habita su vivienda en la calle Antofagasta al 900, donde el domingo pasado una suerte de rebelión popular terminó prácticamente echando del barrio Reconquista a un menor de 13 años que tenía atemorizadas a las familias que habitan allí.
Por su propia seguridad personal la mujer prefiere no dar su nombre, pero fue una de las manifestantes que ayer por la tarde cortó la intersección de Montalvo y Peyret y que, “hasta que nos den bolilla”, prometen interrumpir el tránsito a diario. El grito, tan como puede oírse en el video que ilustra la nota, era claro y unísono: “¡basta de chorros!”
El domingo pasado en esa zona se vivió un verdadero escándalo, como contó Primer Plano Online. La Policía aprehendió a dos menores de 13 y 17 años, señalados por los vecinos como responsables de la violencia que atraviesa el lugar. Es más: los uniformados secuestraron en la casa donde estaban alojados un arma casera, tipo tumbera, con la que supuestamente habían amenazado a dos mujeres ese mediodía. Eso colmó la paciencia vecinal, que salió a pedir que se vayan.
“Al menor se lo llevó la hermana, que vive en Tigre, pero va a volver. No puede ser que por una persona tengamos que vivir así. La Policía se está portando, porque recorre el barrio de día y noche, pero no dan abasto. Es demasiada la delincuencia que hay acá en Merlo”, agregó la mujer consultara por este medio.
El lunes por la noche, una rebelión popular terminó con una casa incendiada a pocas cuadras. Era un inmueble sindicado como “aguantadero” por los vecinos. Se oyeron sirenas de ambulancias y bomberos en Montalvo y Taboada. Era, según contó la vecina, la casa de “unos nenes que se portaban mal”. Otra vez, un caso de justicia por mano propia, aunque esta vez sin víctimas y sólo con daños materiales.
“Nosotros queremos seguridad para todo Merlo y, particularmente en nuestro barrio, para que a ese menor lo internen y le den una mejor calidad de vida. Además, en la casa hay otros niños de 11 y 6 años que todavía están con el padre. Hace falta asistencia social para los casos de este tipo”, concluyó la mujer.