Por Cecilia García (*)
El 7 de septiembre de 2018 falleció Fabián Tomasi, un trabajador de la tierra que se dedicaba a fumigar los campos y estar en contacto directo con agroquímicos, uno de ellos es el famoso glifosato.
Fabián trabajaba en la provincia de Entre Ríos, en la localidad de Basavilbaso. Su trabajo consistía en fumigar, exponiendo su salud sin ningún tipo de protección, y durante sus años de vida, nunca nadie le advirtió cuales eran las consecuencias y los riesgos de su trabajo.
Contrajo una enfermedad muy severa que lo fue debilitando: polineuropatía tóxica y atrofia muscular generalizada, la cual tuvo que enfrentar durante sus últimos años de vida. Falleció a los 53 años cuando apenas pesaba 40 kg.
En varias de las entrevistas que realizó a lo largo de su vida pudo contar cómo era su exposición diaria. «Yo tenía que abrir los envases de agrotóxicos que dejaban al costado del avión, volcarlo en un tarro de 200 litros para mezclarlo con agua, y enviarlo al avión a través de una manguera», describió.
En su trabajo estuvo en contacto directo con sustancias químicas agrícolas, algunas de ellas fueron el glifosato, tordon, propanil, endosulfán, cipermetrina, coadyuvantes, fungicidas, gramozone, entre otros.
La mayoría de ellas tienen una misma característica en similar: están prohibidas en muchos de los países del mundo debido a su alto grado de toxicidad.

En particular, el glifosato es una sustancia que actualmente está prohibida en 74 países, pero no en Argentina. Es uno de los herbicidas más utilizados en el país que se usa en gran cantidad en la aplicación para cultivos de alimentos.
En el año 2018, Fabián escribió una carta en donde narraba sus angustias y dolores, pero nunca dejó de visibilizar ni de luchar contra los derechos humanos frente al modelo del agronegocio.
“Muchas provincias del litoral son arrasadas por el glifosato y el resto de sus químicos, como si desconocieran que los seres humanos tenemos un 70% de similitud genética con las plantas. ¿Cómo esperaban que sus venenos aprendieran a distinguirnos? No lo hacen. Por eso, cuando se fumiga, sólo un 20% queda en los vegetales y el resto sale a cazar por el aire que respiramos. Tengo miedo de morir».
Fabián Tomasi es un símbolo de la lucha contra el modelo de los agronegocios y sus consecuencias en la salud y el ambiente. Su vida fue muestra y testimonio de la exposición del cuerpo a las consecuencias que provocan los agroquímicos en las personas que están en contacto con el veneno.
(*) Cecilia García es Técnica en Gestión Ambiental