Para el abogado especialista en causas vinculadas a los derechos humanos Ismael Jalil, la balacera desatada por dos efectivos policiales en Moreno contra el joven rugbier Lautaro Kruger fue un “típico caso de gatillo fácil”.
En conversación con Adrián Noriega en la emisión semanal del programa periodístico Primer Plano por el canal Somos, de Flow, el letrado consideró que “este accionar policial es una auténtica política de Estado, porque es independiente del partido gobernante”. Se trata, según su óptica, de una matriz de conducta que se profundiza en estos tiempos a raíz de una “demanda punitiva” creciente y los discursos políticos que alimentan estas actitudes.
Jalil recordó una serie de hechos ocurridos en democracia, y graficó su postura con las “cerca de ocho mil casos de muertes por responsabilidad del Estado”. Además, no distingue geografías ni fuerzas de seguridad: la masacre de San Miguel Monte, donde un patrullero persiguió a un grupo de jóvenes que no frenó en un control y las víctimas se terminaron estrellando contra un acoplado; el asesinato del jugador de Barracas Central Lucas González a manos de policías porteños; y un caso muy presente en la región oeste, como es el del verdulero Diego Roda en Ituzaingó, ilustran el varieté de crímenes cometidos por balas policiales.
La diferencia de aquellos hechos con el de Kruger es que el resultado del accionar policial no fue muerte, pero la violencia ejercida por los uniformados y defendida por el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, podría tranquilamente haber terminado de igual modo. El muchacho baleado en la madrugada del domingo continúa internado en la clínica Modelo, de Morón, en “estado de shock” y a la espera de una prótesis para ser nuevamente operado, según informó su hermana.
En tanto, el fiscal del caso, Federico Soñora, continúa a la espera de resultados de peritajes y de la evolución del joven para tomarle declaración sobre el suceso antes de llamar a indagatoria a dos de los policías acusados de efectuar los disparos. Se trata del teniente Luis Ricardo Ortega y la subteniente Mónica Beatriz Concha, a quienes les incautaron sus armas reglamentarias. En principio se sospecha que ambos dispararon contra el rugbier.
«Ayer a Tomi lo operaron para limpiarle la herida y sacarle pedazos de huesos astillados y restos de plomo. La bala aún sigue adentro de su brazo y estamos a la espera de su prótesis para que pase nuevamente por el quirófano», contó la hermana del deportista baleado, quien también describió que el chico está “fuera de peligro” pero “muy dolorido y aún no puede levantarse”.
En las próximas horas la justicia espera recibir los resultados de los peritajes balísticos realizados por la Policía Federal Argentina (PFA) para establecer el calibre del arma con la que se efectuaron los tiros y la dirección, la distancia y la cantidad de proyectiles. Por su parte, la Auditoría General de Asuntos Internos de la Policía de la provincia de Buenos Aires realiza una investigación interna sobre lo sucedido, mientras mantiene separados de sus funciones a los dos policías involucrados, que penalmente están acusados de lesiones agravadas.
El hecho se produjo minutos antes de la 1 del domingo, sobre la ruta provincial 7, frente al barrio cerrado ‘Álvarez del Bosque’, en la localidad de Francisco Álvarez, Moreno, donde el joven rugbier reside junto a su familia. En las imágenes de las cámaras de seguridad instaladas por los propios vecinos se observa una primera secuencia registrada a las 0.58 en la que una camioneta Toyota Hilux negra con los vidrios polarizados frena frente al portón de ingreso al barrio y un patrullero sin la sirena encendida lo choca del lado del acompañante.
Ante esta situación, la camioneta da marcha atrás y abandona el lugar por la ruta, mientras que el patrullero queda detenido allí. En una segunda secuencia inmediatamente posterior se ve que, a unos 50 metros de distancia, siempre sobre la ruta, la camioneta se detiene sobre la banquina y es rodeada por cuatro móviles policiales, uno de los cuales también la choca del lado de conductor, a la altura de la trompa, al tiempo que un efectivo llega corriendo y esgrimiendo su arma.
En ese momento varios policías hicieron descender al conductor de la camioneta y lo redujeron en el piso. Alertados de lo ocurrido por el personal de seguridad del barrio privado, los padres del rugbier salieron de su domicilio y se encontraron con los policías y su hijo esposado y ensangrentado en el suelo, con un balazo en cada pierna y un tercero en el brazo derecho.
En paralelo, Lautaro quedó imputado por el delito de resistencia a la autoridad, en una causa que tramita en la Fiscalía Nº 5 de Moreno, a cargo del fiscal Emiliano Buscaglia.